jueves, 5 de septiembre de 2013

POR QUÉ ODIO A ESTE PUTO PAÍS (MANIFIESTO ANTIESPAÑOL)

Rafael Narbona

Rafael Narbona, Escritor y crítico literario

POR QUÉ ODIO A ESTE PUTO PAÍS (MANIFIESTO ANTIESPAÑOL)



Cuando de pequeño escuchaba que “España era una unidad de destino en lo universal”, me preguntaba si se referían al éxito de Massiel en Eurovisión, cantando el “La, la, la”, pero después del triunfo de la Roja en la Eurocopa 2012 he comprendido que España aún sueña con fundar un Imperio Galáctico liderado por un risueño Darth Vader ataviado con una montera y un capote carmesí. No es una broma. Los que siguieron la batalla librada contra una Italia debilitada por el “bunga-bunga” del Lord Sith Berlusconi, pudieron comprobar que un torero animaba a la selección, recordando al mundo que España siempre será la patria del botijo, las tonadilleras, el tricornio y el garrote vil.

Odio a este puto país porque al cruzar los Pirineos la caspa deja de ser un problema de higiene y se convierte en un signo de identidad nacional. Odio a este puto país porque sus pueblos aún martirizan a los animales, alegando que taladrar la piel de un toro con un estoque o lanzar a una cabra desde un campanario es arte y no tortura. Odio a este puto país porque presume de unos huevos de oro, pese a su cobardía con las incontables víctimas de la rebelión de los generales en 1936. España es un gran cementerio bajo la luna, una gigantesca fosa clandestina donde aún se amontonan los restos de maestros, poetas, obreros, campesinos, socialistas, anarquistas y comunistas, asesinados por luchar contra terratenientes, señoritos, banqueros, curas y militares. Nada augura que esos restos hallarán una digna sepultura o que el espeluznante mausoleo de Cuelgamuros será dinamitado, corriendo la misma suerte que los edificios y monumentos de la Alemania nazi y la Italia fascista. Odio a este puto país porque es un Reino y no una República, con un idiota coronado que extermina elefantes, confraterniza con dictadores, colecciona Ferraris en mitad de una pavorosa crisis económica y rivaliza con su tatarabuela Isabel II en promiscuidad, molicie, avaricia, oportunismo, populismo, estulticia y arribismo.

Odio a este puto país porque ha convertido el traje de gitana en símbolo nacional, sin avergonzarse de haber maltratado y hostigado durante siglos al pueblo romaní, confinándole en lejanos basurales. Odio a este puto país porque su unidad se ha construido sobre invasiones, matanzas y expolios. Odio a este puto país porque se identifica con la bandera de los Borbones y no con la enseña tricolor de la Segunda República. El rojo y gualda es una herencia (otra más) del franquismo, una dictadura tan sangrienta como ridícula, donde un militar bajito y con voz de espantapájaros se hizo llamar Caudillo y Generalísimo, escribiendo algunas de las páginas más negras de la historia universal de la infamia.


He nacido en este puto país, pero preferiría ser un piel roja o un extraterrestre perdido en el espacio. He nacido en este puto país, pero preferiría que la selección española no hubiera ganado la Eurocopa, particularmente después de saber que sus jugadores tributan sus bonificaciones en el extranjero para eludir la presión fiscal.


He nacido en este puto país, pero no me emocionan las victorias de Fernando Alonso o Rafa Nadal, dos millonarios sin complejos que juegan con Hacienda al escondite inglés. Rafa Nadal es tan buen chico que recuerda a Doris Day: sonriente, educado, bobo, soso, lelo, acartonado, previsible. Si hubiera trabajado en el Hollywood de los años 40, habría sido un aburrido galán de serie B, incapaz de propinar un puñetazo creíble o de recitar su diálogo, sin transmitir la sensación de ser el protagonista de una función escolar, con el talento interpretativo de un chimpancé. Fernando Alonso no parece un buen chico. Fernando Alonso tiene aires de rufián acostumbrado a matar las horas con un palillo de dientes en la boca y una copa de anís en la mano. No hace falta mucha imaginación para asignarle el papel de villano en una película de cine mudo o de hampón en un entremés escenificado en una corrala atestada de busconas y galeotes. Si se dejara crecer el bigote y una coleta, sería un aceptable Fu Manchú, tejiendo planes maléficos para alimentar su megalomanía hiperbólica.

Odio a este puto país porque ha permitido que sus grandes cómicos murieran en un inmerecido olvido. Gracita Morales pasó los últimos años de su vida sin recibir ofertas de trabajo a la altura de su genio irrepetible. Condenada a interpretar papeles secundarios en las series televisivas, se hundió poco a poco en la depresión.


Odio a este puto país porque algunos de sus grandes escritores han muerto en el exilio, la cárcel o asesinados por españolistas furibundos. Las imágenes de un Antonio Machado enfermo y prematuramente envejecido agonizando en una modesta pensión de Colliure o de Miguel Hernández entregado a la Guardia Civil por la policía del infame Salazar siempre nos recordarán la esencia de un país que ha maltratado a sus poetas y nunca ha tolerado a sus disidentes. Ser heterodoxo en España significa vivir con un pie en la horca. El asesinato de García Lorca refleja ese odio atávico que siempre ha caracterizado a un país áspero y huraño.




La brutal paliza que tres falangistas le propinaron al cantante de copla Miguel de Molina por ser homosexual y republicano aún inspira a los matones que apalean a inmigrantes, “rojos y maricones”, abusando de sus músculos de gimnasio y del calor de la manada, que les garantiza un victoria fácil sobre un rival indefenso y con miedo a recurrir a una policía aficionada a los mamporros y a la presunción de veracidad, una pirueta jurídica que atribuye a los agentes una infalibilidad sobrenatural.



Odio a este puto país porque se emociona con sus éxitos en el pueril entretenimiento del balompié, sin reparar que los verdaderos héroes no son unos jugadores adictos a los paraísos fiscales, sino los bomberos que extinguen incendios o los mineros que se enfrentan con tirachinas a las bocachas de la Benemérita, permitiéndonos soñar con una marea roja que ahogue a los adoradores del Becerro de Oro. Odio a este puto país porque todos los años mueren decenas de mujeres, asesinadas por un machismo profundamente enraizado en una sociedad que presume de sus cojones, convirtiendo los genitales masculinos en la metáfora de su chulería colectiva. Odio a este puto país porque se ha resignado a que el 20% de los niños viva en la pobreza y a que las oligarquías financieras sigan acumulando privilegios. Odio a este puto país porque ha asimilado el dogma de la no violencia, olvidando que las grandes transformaciones sociales siempre se han producido con estallidos revolucionarios. Conviene recordar que la heroica defensa de Madrid durante 1936, la revolución de Asturias en 1934 o la Semana Trágica de Barcelona en 1909 no se hicieron con manifestaciones pacíficas, sino con dinamita, fusiles y cócteles Molotov. Odio a este puto país porque llama terroristas a los autores de los atentados contra Melitón Manzanas y Carrero Blanco. Melitón Manzanas era un brutal torturador que había perfeccionado sus técnicas de interrogatorio con la Gestapo durante la ocupación de Francia. Carrero Blanco era el gorila del régimen franquista, la quintaesencia de una dictadura responsable de un genocidio. Sólo en la postguerra se fusiló a 192.000 personas en los diferentes campos de concentración levantados para descabezar cualquier forma de resistencia u oposición.



Odio a este puto país porque ya no lee a sus clásicos. Luis Cernuda describió el alma española como “una meseta ardiente y andrajosa” que adquirió “una gloria monstruosa” sometiendo a otros pueblos con su “sinrazón congénita”. Valle-Inclán escribió que “en España el trabajo y la inteligencia siempre han sido menospreciados. Aquí todo lo manda el dinero”. Por eso, hay que eviscerar a los patronos y exhibir sus entrañas negras. “Todos los días una patrono muerto, a veces dos… –apunta Max Estrella en Luces de bohemia (1924)-. Eso consuela”. Y añade algo más adelante, comentando la infame ley de fugas aplicada a los anarquistas: “La Leyenda Negra, en estos días menguados, es la Historia de España. Nuestra vida es un círculo dantesco. Rabia y vergüenza”.




Yo sólo admiro a una Roja: Dolores Ibarruri, Pasionaria. Odiada por la derecha más intolerante, encarna el espíritu de resistencia de la clase trabajadora, que se arrojó a la calle para defender Madrid contra los militares golpistas. Pasionaria es la madre de todos los rebeldes, de todos los que no se rinden, de los que han perdido el miedo a las represalias y prefieren la muerte a las humillaciones. Pasionaria es la España antifascista, roja, libertaria, socialista, solidaria e igualitaria. Mi madre escuchó a la Pasionaria despidiendo a las Brigadas Internacionales y aún recuerda su voz, llena de emoción y dignidad. Los 9.000 voluntarios extranjeros que murieron en España combatiendo al fascismo son los verdaderos héroes y no los deportistas que sólo se preocupan de su peculio. Las protestas de los mineros podrían ser la primera piedra de un futuro diferente, sin Borbones, Guardia Civil, políticos venales, obispos homófobos, toreros sanguinarios, empresarios sin conciencia y banqueros corruptos.


Valle-Inclán soñó con una guillotina eléctrica en la Puerta del Sol. Su afilado cartabón sería la espada de Teseo decapitando a explotadores, represores, escritorzuelos y usureros. No puede existir misericordia para los que conspiran contra la sanidad, la escuela y el pan de las familias. Si ese sueño se realiza, si las calles se llenan de banderas rojas y tricolores y se hace justicia con los verdugos de la clase trabajadora, ser español ya no estará asociado a las procesiones de Semana Santa y a la cabra de la Legión, sino a una insurrección que hizo rodar cabezas, sin avergonzarse de imitar el color de la aurora, convirtiendo las calles en ríos de sangre y el hotel Ritz en el cuartel general de las milicias revolucionarias.

RAFAEL NARBONA

Este escrito o manifiesto lo firma Rafael Narbona. 
Pero creo que no me equivoco, si afirmo que detras de estás letras habrian miles y mlieles de PERSONAS. Que lo firmarían con los ojos cerrados.
Como hago yo al ponerlo en mi Blog!
VicenÇ.

Notable e irónica intervención de Evo Morales ante los Jefes de Estado de la CEE.

Notable e irónica intervención de Evo Morales ante los Jefes de Estado de la CEE.

EDGAR AUGUST 4, 2013 4
Notable e irónica intervención de Evo Morales ante los Jefes de Estado de la CEE.

Exposición del Presidente Evo Morales ante la reunión de Jefes de Estado de la Comunidad Europea
(30/06/2013).
Con lenguaje simple, que era trasmitido en traducción simultánea a más de un centenar de Jefes de Estado y dignatarios de la Comunidad Europea, el Presidente Evo Morales logró inquietar a su audiencia cuando dijo:
“Aquí pues yo, Evo Morales, he venido a encontrar a los que celebran el encuentro.
Aquí pues yo, descendiente de los que poblaron la América hace cuarenta mil años, he venido a encontrar a los que la encontraron hace solo quinientos años. Aquí pues, nos encontramos todos. Sabemos lo que somos, y es bastante.
Nunca tendremos otra cosa.
El hermano aduanero europeo me pide papel escrito con visa para poder descubrir a los que me descubrieron.
El hermano usurero europeo me pide pago de una deuda contraída por Judas, a quien nunca autoricé a venderme.
El hermano leguleyo europeo me explica que toda deuda se paga con intereses aunque sea vendiendo seres humanos y países enteros sin pedirles consentimiento.
Yo los voy descubriendo. También yo puedo reclamar pagos y también puedo reclamar intereses. Consta en el Archivo de Indias, papel sobre papel, recibo sobre recibo y firma sobre firma, que solamente entre el año 1503 y 1660 llegaron a San Lucas de Barrameda 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata provenientes de América.
¿Saqueo? ¡No lo creyera yo! Porque sería pensar que los hermanos cristianos faltaron a su Séptimo Mandamiento.
¿Expoliación? ¡Guárdeme Tanatzin de figurarme que los europeos, como Caín, matan y niegan la sangre de su hermano!
¿Genocidio? Eso sería dar crédito a los calumniadores, como Bartolomé de las Casas, que califican al encuentro como de destrucción de las Indias, o a ultrosos como Arturo Uslar Pietri, que afirma que el arranque del capitalismo y la actual civilización europea se deben a la inundación de metales preciosos!
¡No! Esos 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata deben ser considerados como el primero de muchos otros préstamos amigables de América, destinados al desarrollo de Europa. Lo contrario sería presumir la existencia de crímenes de guerra, lo que daría derecho no sólo a exigir la devolución inmediata, sino la indemnización por daños y perjuicios.
Yo, Evo Morales, prefiero pensar en la menos ofensiva de estas hipótesis.
Tan fabulosa exportación de capitales no fueron más que el inicio de un plan ‘MARSHALLTESUMA”, para garantizar la reconstrucción de la bárbara Europa, arruinada por sus deplorables guerras contra los cultos musulmanes, creadores del álgebra, la poligamia, el baño cotidiano y otros logros superiores de la civilización.
Por eso, al celebrar el Quinto Centenario del Empréstito, podremos preguntarnos: ¿Han hecho los hermanos europeos un uso racional, responsable o por lo menos productivo de los fondos tan generosamente adelantados por el Fondo Indoamericano Internacional? Deploramos decir que no.
En lo estratégico, lo dilapidaron en las batallas de Lepanto, en armadas invencibles, en terceros reichs y otras formas de exterminio mutuo, sin otro destino que terminar ocupados por las tropas gringas de la OTAN, como en Panamá, pero sin canal.
En lo financiero, han sido incapaces, después de una moratoria de 500 años, tanto de cancelar el capital y sus intereses, cuanto de independizarse de las rentas líquidas, las materias primas y la energía barata que les exporta y provee todo el Tercer Mundo.
Este deplorable cuadro corrobora la afirmación de Milton Friedman según la cual una economía subsidiada jamás puede funcionar y nos obliga a reclamarles, para su propio bien, el pago del capital y los intereses que, tan generosamente hemos demorado todos estos siglos en cobrar.
Al decir esto, aclaramos que no nos rebajaremos a cobrarles a nuestros hermanos europeos las viles y sanguinarias tasas del 20 y hasta el 30 por ciento de interés, que los hermanos europeos le cobran a los pueblos del Tercer Mundo. Nos limitaremos a exigir la devolución de los metales preciosos adelantados, más el módico interés fijo del 10 por ciento, acumulado sólo durante los últimos 300 años, con 200 años de gracia.
Sobre esta base, y aplicando la fórmula europea del interés compuesto, informamos a los descubridores que nos deben, como primer pago de su deuda, una masa de 185 mil kilos de oro y 16 millones de plata, ambas cifras elevadas a la potencia de 300.
Es decir, un número para cuya expresión total, serían necesarias más de 300 cifras, y que supera ampliamente el peso total del planeta Tierra.
Muy pesadas son esas moles de oro y plata. ¿Cuánto pesarían, calculadas en sangre?
Aducir que Europa, en medio milenio, no ha podido generar riquezas suficientes para cancelar ese módico interés, sería tanto como admitir su absoluto fracaso financiero y/o la demencial irracionalidad de los supuestos del capitalismo.
Tales cuestiones metafísicas, desde luego, no nos inquietan a los indoamericanos.
Pero sí exigimos la firma de una Carta de Intención que discipline a los pueblos deudores del Viejo Continente, y que los obligue a cumplir su compromiso mediante una pronta privatización o reconversión de Europa, que les permita entregárnosla entera, como primer pago de la deuda histórica…’”
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Vicent: “Monarquía y Congreso son el carro de la basura de la corrupción política y periodística”

manuel-vicent-dentro-1024x768El escritor Manuel Vicent, que fue corresponsal parlamentario en la década de los setenta, se ha sumado a las denuncias sobre la podredumbre del sistema “partitocrático” español. A su juicio, políticos y periodistas van unidos y subidos “en el carro de la corrupción” española, que ha gangrenado ya a la Monarquía y al Congreso. Las voces de alarma dentro del régimen son ya tan desesperadas que advierten que si no se crea una Comisión para la Verdad y la Regeneración Democrática, en las próximas elecciones la clase política puede salir por la ventana cuando el pueblo entre por la puerta de las urnas.
“Ciertamente aquella primera Transición sin ruptura, conducida por UCD y PSOE, que Carrillo sostuvo sobre sus anchas espaldas, fue lo más parecido a una tienda de todo a cien. La forma precaria de sacar la carreta de la charca franquista produjo luego mucho desencanto, pero semejante frustración no es nada si se compara con el desprecio que la mayoría de los ciudadanos siente hoy en general hacia la política y el periodismo“, escribe Manuel Vicent.
"La Monarquía ha perdido el respeto y está a los pies de los caballos"
“La Monarquía ha perdido el respeto y está hoy a las patas del caballo”
A su juicio, “puede que aquellos políticos y periodistas, cuya imagen ha edulcorado el tiempo, no fueran nada del otro mundo, pero ninguno se comportó como un canalla, una afirmación que no se sostiene ahora. La monarquía, entonces respetada, está hoy a las patas del caballo, el Congreso de los Diputados, que albergó el nacimiento de la libertad, debe ser protegido por guardias acorazados ante el cerco de jóvenes indignados y la hidra de la corrupción con sus siete cabezas ha comenzado a pudrir de raíz a las instituciones hasta constituirse en la forma sustancial de la democracia”.
Para Vicent, “los líderes de cada bando se navajean para defender su parcela y la mediocridad de pensamientose ve acrecentada por la forma pedestre de expresarlo en la tribuna. Gran parte de la prensa dispersa en el gallinero de las tertulias comparte con la política el africanismo, que convierte al adversario en enemigo a merced de banderías y del odio personal. Salgan a ver el cortejo: es el carro de la basura cargado de políticos y periodistas que va hacia el vertedero”. El comentario surge el día después de que Tele 5 haya suprimido “El Gran Debate”, el último de los programas críticos con influencia política en España, y lo hizo con Miguel Angel Revilla, el ex-político cántabro que se ha convertido en látigo de la corrupción española y al que numerosos periodistas nos hacen llegar que está siendo vetado en los medios de comunicación “oficiales” debido al calado popular que está arraigando con su peligroso y sencillo discurso.
Algo más ingenuamente, el periodista Pedro Jota Ramírez ha pedido una “Comisión para la Verdad y la Regeneración Democrática” para salvar el sistema. Ingenuamente, ya que confía en que sean los propios integrantes de lo que diversos medios internacionales califican ya abiertamente de “mafia”, la que acepte renunciar a sus abusos y lleve sus mismas tropelías ante un tribunal. Por eso pide que los cuatro grandes casos de corrupción española sean castigados ejemplarmente y sirvan de catársis:
El Congreso se blinda como un bunker ante sus propis ciudadanos, una imagen difícil de soportar y de mantener
El Congreso se blinda como un bunker ante sus propios ciudadanos, una imagen difícil de soportar y de mantener
“El Congreso constituiría una comisión de investigación encargada de establecer responsabilidades políticas en aquellos casos de corrupción que o bien la mayoría de la cámara o bien la mayoría de los grupos considere pertinente. Al menos el caso Bárcenas, el escándalo de los ERE en Andalucía, el saqueo de los fondos de formación por UGT y el enriquecimiento desaforado de la familia Pujol deberían ser incluidos. 2) Al mismo tiempo se crearía, al modo de una royal comission británica, una mesa integrada por ex dirigentes políticos, magistrados jubilados, representantes de las academias y personalidades independientes –próceres que nada tengan que perder– con la tarea de examinar los hallazgos y conclusiones de la comisión parlamentaria y hacer propuestas para evitar que hechos similares vuelvan a repetirse. 3) Esas propuestas se sumarían a las de la propia comisión parlamentaria y serían debatidas y convertidas en leyes por el pleno del Congreso antes de que concluya la actual legislatura”.
Coincidimos más con el análisis de Vicent que con el de Ramírez: el sistema está podrido y solo podrá ser regenerado con una nueva generación de políticos y comunicadores, sin dependencia pública e ideales ciudadanos, que siente las bases de un nuevo régimen con estricta separación de poderes que pueda investigar la corrupción con transparencia y logre la reparación y confiscación del dinero robado a los contribuyentes por parte de sus políticos, sindicalistas y banqueros. Ningún ladrón se entrega si no lo investigan o detienen antes y es ingenuo pensar que devolverán el dinero o que serán denunciados por sus propios subordinados o militantes. La democracia se construye con principios, no con imposibles actos de arrepentimiento. Uno de ellos es que la libertad se conquista, no te la conceden, y los demás pasan por unEjecutivo, Legislativo y Judicial independientes entre sí, elección directa de representantes por distritos con posibilidad de revocación ciudadana y prohibición de la dependencia sindical y de partidos de los presupuestos. Sin ellos, jamás habrá recuperación moral, económica, laboral y política en España, un país que se desangra con 6 millones de parados y 2 de exiliados, cifras que la actual “casta” pretende hacer pasar por “normales”, distrayendo a la sociedad española con las Olimpiadas o con sus juegos políticos de salón.