miércoles, 2 de enero de 2013


CUANDO SUECOS Y NORUEGOS ROMPIERON EL PODER DEL 1%

Mientras muchos de nosotros trabajamos para asegurar que el movimiento Ocuppy tenga un impacto duradero, vale la pena tener en cuenta a otros países donde los movimientos en masa, han provocado un alto grado de democracia y justicia económica, sin el uso de la violencia. Suecia y Noruega experimentaron un traspaso de poder en la década de 1930, después de una prolongada lucha de acciones sin violencia, "despidieron" al 1% de las personas, establecieron la dirección de la sociedad y crearon las bases de algo diferente.
Una marcha en Ådalen, Suecia en 1931.
  Ambos países tienen una historia de pobreza extrema. Cuando el 1% mandaba, centenares de miles de personas emigraban para evitar la inanición. Bajo el liderazgo de la clase trabajadora, sin embargo, ambos países han construido una economía exitosa y robusta que casi ha eliminado la pobreza, aumentando la educación universitaria gratuita, eliminado los barrios    marginales, proporcionando una excelente asistencia médica accesible a todos como un derecho y creando un sistema con pleno empleo. A diferencia de los noruegos, los suecos no han encontrado petróleo, pero eso no les ha impedido crear lo que el CIA World Factbook (libro de hechos mundiales de la CIA) llaman "un estándar de vida envidiable".
  Ningún país es una utopía, como los lectores de novelas de crímenes escritas por Stieg Larsson, Kurt Wallender y Jo Nesbro sabrán. Críticos autores de la izquierda como estos, trataron de impulsar a Suecia y Noruega para que continúen hacia adelante, hacia una sociedad más justa. Sin embargo, como activista Estadounidense, me vi por primera vez en Noruega como un estudiante que en 1959 aprendió algo de su cultura y su idioma, los logros descubiertos me sorprendieron. Recuerdo por ejemplo, andar en bicicleta durante horas a través de una pequeña ciudad industrial, buscando en vano una vivienda de calidad algo inferior al standard. A veces, resistiendo las evidencias que se encontraban ante mis ojos, me imaginaba historias que representaban estas diferencias que veía: "es un país pequeño", "homogéneo", "unos valores consensuados". Finalmente renuncié a imponerme marcos sobre estos países para enterarme de la verdadera razón: Su propia historia.
  Entonces empecé a aprender que los suecos y noruegos habían pagado un precio por sus estándares de vida a través de una lucha no violenta. Hubo un tiempo donde los trabajadores Escandinavos no esperaban que los políticos pudiesen darles el cambio en el que creían. Se dieron cuenta que, con el 1% mandando, la "democracia" electoral iba a ser usada en su contra, por lo que se necesitaba acción directa no violenta para cambiarlo.
  En ambos países, las tropas fueron llamadas para defender al 1%; la gente moría. El galardonado cineasta sueco Bo Widerberg nos lo muestra en la película Ådalen 31, que nos enseña los huelguistas asesinados en 1931 y los orígenes de una huelga general. (Se puede leer más sobre este caso en una entrada de Max Rennebohm en Global Nonviolent Action Database.)
  A los Noruegos les costó tiempo organizar un movimiento popular que atrajera a la gente, debido principalmente a la pequeña población de Noruega - aproximadamente 3 millones - que estaban dispersos por un territorio del tamaño de Gran Bretaña. La población dividida por montañas y fiordos, hablaban dialectos regionales en valles aislados. En el siglo XIX, Noruega estaba gobernada por Dinamarca y Suecia, en el contexto de los Noruegos Europeos, ellos eran "los palurdos" de poca importancia. Noruega no consiguió su independencia hasta 1905.
  Cuando los trabajadores formaron sindicatos a principios del siglo XX, con una ideología generalmente marxista, organizándose para la revolución como medio para obtener beneficios inmediatos. Se llenaron de alegría por el derrocamiento del zar en Rusia, y el Partido Laborista Noruego entró a la Internacional Comunista organizada por Lenin. Los laboristas de todas formas no estuvieron mucho tiempo. Una de las cosas con la que no estaban de acuerdo en la estrategia leninista, era en el rol de la violencia: los noruegos querían ganar su revolución a través de la lucha no violenta colectiva, junto al establecimiento de cooperativas y el uso del sistema electoral.
  En la década de 1920, las huelgas crecieron en intensidad. La ciudad de Hammerfast había formado una comuna en 1921, liderado por consejos de trabajadores; la armada intervino para aplastarlos. La respuesta de los trabajadores amenazaba con una huelga general nacional.  Los empresarios, respaldados por el estado, rechazaban la huelga, pero las fuerzas obreras estallaron de nuevo en la huelga de la metalurgia de 1923-1924.
  El 1% noruego decidió no confiar únicamente en el ejército; en 1926 formaron un movimiento social llamado Liga Patriótica, reclutando primariamente de la clase media. En los años 30, la Liga estaba formada por 100.000 personas para la protección armada de los que rechazaban la huelga - en un país con solo 3 millones de habitantes.
  Mientras tanto, el Partido Laborista abría su membresía a cualquiera, estuviesen o no sindicados. Algunos marxistas de clase media y algunos reformistas entraron al Partido. Muchos trabajadores agrarios se unieron al Partido Laborista y también algunos pequeños terratenientes. La dirigencia Laborista entendió que en una lucha prolongada, la difusión constante y la organización eran necesarias para una campaña no violenta. En medio de la creciente polarización, los trabajadores noruegos lanzaron una nueva ola de huelgas y boicots en 1928.
  La depresión tocó fondo en 1931. El desempleo era más notable que en cualquier otro país nórdico. Al contrario que en USA, el movimiento sindical noruego mantenía a la gente sin trabajo como miembros , a pesar de que no podían pagar las tasas. Esta decisión dio sus frutos en las movilizaciones en masa. Cuando la federación de empresarios bloqueó el acceso de los empleados a las fábricas, para tratar de forzar una reducción de los salarios, los trabajadores defendieron su postura con manifestaciones masivas.
  Muchas personas se encontraron con sus hipotecas en peligro (¿Suena familiar?) La depresión continuó y los agricultores fueron incapaces de mantener al día los pagos de sus deudas. Como las turbulencias afectaron el sector rural, las multitudes se juntaban sin violencia para prevenir el desalojo de las familias de sus casas. El Partido Agrario, que incluía grandes agricultores y anteriormente estaba aliado con el Partido Conservador, empezó a distanciarse del 1 % ; algunos empezaron a ver que la habilidad de unos pocos para controlar a la mayoría estaba en duda.
  En 1935, Noruega estaba en un precipicio. El gobierno, liderado por los conservadores, estaba perdiendo legitimidad diariamente; el 1% se desesperaba mientras la militancia crecía entre trabajadores y agricultores. La completa destrucción podía estar a un par de años de distancia, pensaban los trabajadores radicales. Sin embargo, la miseria de los pobres era más urgente cada día, y el Partido Laborista empezó a sentir la presión de sus miembros para aliviar su sufrimiento, cosa que sólo podían hacer si se hacían cargo del gobierno en un compromiso de acuerdo con la parte contraria.
  Y así se hizo. En un acuerdo que permite a los propietarios reservarse el derecho a poseer y gestionar sus empresas, el Partido Laborista consiguió tomar las riendas del gobierno en coalición con el Partido Agrario. Expandieron la economía y empezaron proyectos de obra pública que encabezarían las políticas de pleno empleo, que llegarían a ser la piedra angular de la política económica Noruega. El éxito del Partido Laborista y la militancia permanente de los trabajadores, permitió avances constantes contra los privilegios del 1%, hasta tal punto, que las propiedades de las grandes empresas serían tomadas por el interés público. (Hay una entrada sobre este caso en el Global Nonviolent Action Database.)
  El 1% de ese modo perdió el histórico poder de dominar la economia y la sociedad. No fue hasta 3 décadas después cuando los conservadores volvieron a una coalición de gobierno, teniendo que aceptar las nuevas reglas del juego, incluyendo un alto grado de propiedad publica de los medio de producción, impuestos extremamente progresivos, alta regulación de las empresas para el bien público y la virtual abolición de la pobreza. Cuando los conservadores eventualmente intentaron usar políticas neoliberales, la economía generó una burbuja e iban de cabeza al desastre. (¿Suena familiar?)
  Los Laboristas intervinieron, apoderándose de los 3 bancos más grandes, destituyendo a los altos directivos, dejando a los accionistas sin un centavo y rechazando rescatar a cualquiera de los bancos pequeños. El saneado sector financiero noruego no fue uno de esos países que se tambaleó en la crisis de 2008; cuidadosamente regulado, con la mayoría de las propiedades de dominio público, el sector era sólido.
  Aunque los Noruegos no te puedan hablar de esto la primera vez que te encuentras con ellos, el hecho resultante es el alto nivel de sus libertades sociales y la prosperidad, ampliamente compartida, que se inició cuando los trabajadores y agricultores, junto con sus aliados de clase media, llevaron a cabo una lucha no violenta que dio poder a la gente para gobernar por el bien común.
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George Lakey es “visitant profesor” en el Swarthmore College y un Quaker. Ha liderado 1500 talleres en los cinco continentes y distintos proyectos dirigidos a activistas locales, nacionales e internacionales. Entre otros muchos libros y artículos, es autor de "Estrategizando para una resolución de vida" ("Strategizing for a Living Resolution") en el libro de David Solnit ("Globalize Liberation") (Publicado por City Lights, 2004). Su primer arresto fue en una sentada por los derechos civiles y el más reciente fue con el equipo Earth Quaker Action Team, mientras protestaban por la eliminación de minas de carbón a cielo abierto.
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Traducción por:
- Bad
- Rai (@guionbajo).

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