martes, 16 de junio de 2009

Continuamos en tiempos del imperio romano?


«Panem et circenses»

La frase fue acuñada a finales del siglo I o principios del II más o menos, por el poeta romano Décimo Junio Juvenal. Algunos emperadores romanos, cuando el pueblo les ponía las peras al cuarto o cuando tenían algún que otro cadáver que ocultar bajo la alfombra, tenían por costumbre regalarle (al pueblo, no al cadáver) algunas medidas de trigo o un par de panes junto con entradas para el circo, en un intento de acallarlo y/o adormecerlo. Al parecer la medida tenía bastante éxito.
Este hecho, con algunas modificaciones, está hoy en día totalmente vigente. Por lo menos en lo referente al circo; en cuanto al pan no está tan claro.
El circo lo tenemos en esas televisiones del demonio con programas como La noria, Dónde estás corazón, OT, Supervivientes, Gran hermano y otros que me alegro de no recordar (mi mente se protege a sí misma) y su efecto adormecedor es francamente eficaz; serían más baratas las benzodiacepinas pero los anunciantes no pagarían lo que pagan a las cadenas televisivas y la “pasta” es Tierra Sagrada.
El pan ya es otra cosa, si quieres pan te lo compras, piensan nuestros gobiernos, que parecen no darse cuenta (o si) de que para comprar pan hay que trabajar y para trabajar tiene que haber puestos de trabajo y que para que haya empleo los gobiernos deben ser eficaces, lo que en nuestro país es una triste irrealidad.
El resultado es que, por nuestras calles, vagan unos ciudadanos a modo de zombis adocenados, sin trabajo y con el estómago tan vacío y adormecido por el hambre como sus mal alimentadas y vacías cabezas.
“¡Oye, para, para, caduco cascarrabias! -me dirás- ¡Que para saber todos esos títulos de programa-estiércol alguno has tenido que ver y eso quiere decir que has caído en el mismo pecado de aquellos a quienes criticas!” Pero esta vez no puedo darte la razón, lo mío puede ser un claro efecto de falta de riego sanguíneo producto de la edad, no de gilipollez (claro que bien mirado podría ser por las dos cosas.)
De cualquier modo, me caen bien aquellos dictadores romanos (nunca pensé que podría decir esto) al menos repartían pan y circo gratis, nuestro gobernantes solamente reparten circo, a secas, nada de pan por si nos acostumbramos, claro que, al igual que los emperadores, esconden sus miserias bajo la alfombra y arramblan con todo lo que pueden. Al final nada cambia.